Una de las visitas imprescindibles en París es ir hasta el barrio de Montmartre, el barrio bohemio por el que deambularon grandes artistas como Picasso. Los domingos por la mañana se convierte en un hervidero de gente merodeando por sus mercadillos, haciendo cola en las panaderías y pastelerías, y subiendo hasta la colina en la que se halla la Basílica del Sagrado Corazón.
La silueta blanca de esta basílica tal vez sea una de las más fotografiadas de la ciudad. Estamos en el punto más elevado de París. Las calles de los alrededores están llenas de tiendas de souvenirs y artistas callejeros. Es el París más popular, bohemio y turístico. Eso para algunos les resta encanto, y para otros le da un aire parisino inigualable.
El Sagrado Corazón se construyó en 1923 para honrar la memoria de los más de 58.000 soldados franceses que murieron en la guerra franco-prusiana de 1870 y 1871. Aún hoy los sacerdotes de la basílica rezan durante las 24 horas del día por las almas de aquellos que dieron su vida por el país.
Os recomiendo fotografiarla desde fuera antes de subir por las escalinatas que os llevan a sus pies. Si no queréis subir escaleras también hay un funicular, desde el que se tienen muy buenas vistas. Lo que está claro es que el interior no es demasiado deslumbrante que digamos, por lo que pagar la entrada para verlo por dentro no es tan aconsejable.
Una de las cosas que más os impresionarán de la basílica es su característica cúpula blanca que, tras la Torre Eiffel, es el punto más alto de la ciudad. Se puede subir hasta ella a través de una escalera de caracol, y desde lo alto se tienen unas vistas que pueden ir más allá de 48 kilómetros de distancia en los días claros.
El campanario de la basílica, construido en 1904, tiene 80 metros de altura. Lo más curioso tal vez es que alberga una de las campanas más pesadas del mundo, la popular Savoyarde, de 19 toneladas, que se fundió en 1895 y fue donada a la basílica por la diócesis de Saboya.
Otros elementos que veréis en la fachada son dos estatuas ecuestres a ambos lados de la puerta, que pertenecen a Juana de Arco y San Luis. La blancura de la fachada, otro de los aspectos que más llaman la atención, se debe gracias al tipo de piedra, la del Chateau Landon, que curiosamente se vuelve más blanca cuando se moja.
– Información adicional
- Horarios: La basílica abre todos los días de 06.00 a 22.30 horas, aunque la última entrada para las visitas es a las 22.15 horas. La súbida a la cúpula se puede hacer de 09.00 a 19.00, y hasta las 18.00 horas en invierno. Los mismos horarios son también para visitar la cripta. La tienda de la basílica abre todos los días, excepto los lunes, de 09.15 a 17.45 horas.
- Precios: La entrada es gratuita, aunque hay que pagar 5 euros para subir a la cúpula y bajar a la cripta.
– Cómo llegar
Lo mejor es bajarse en la parada de metro de Anvers, y de allí subir por las callejuelas de Montmartre hasta las escalinatas de la basílica. Si no queréis subir las escaleras se puede coger el funicular que tarda en subir un minuto y medio.